Por Elizabeth Villarreal y Roxana De las salas*
Académicos y Profesionales de Enfermería, rechazamos los comentarios menospreciantes de la periodista Vicky Dávila en La F.M. de RCN Radio, al haber dicho “¿qué va a saber una enfermera?, una enfermera sólo sabe poner inyecciones, tomar la presión… es como la auxiliar del médico”. Tales aseveraciones sólo demuestran que el personaje ignora quienes somos los enfermeros y el papel que desempeñamos en la sociedad, por lo que aprovechamos para precisar en los mencionados aspectos.
Ante todo, aseguramos que tenemos un gran valor para la sociedad, pues somos la columna vertebral de las instituciones de salud, de nosotros depende el cuidado a las personas. Además somos protectores, defensores de los pacientes, asesores, investigadores, empresarios, administradores, gestores, educadores, y no son nuestras actividades fundamentales, inyectar o tomar la presión.
Virginia Henderson, una reconocida teorista en Enfermería, define que “la función de Enfermería es ayudar al individuo sano o enfermo, en la realización de aquellas actividades que contribuyan a su salud o a su recuperación (o una muerte tranquila) y que éste podría realizar sin ayuda si tuviese la fuerza, la voluntad y el conocimiento necesarios”.
Por toda la concepción teórica y científica existente, que encierran los actos de cuidado dados por los enfermeros, exponemos con claridad ante la sociedad que no trabajamos con la enfermedad, lo hacemos con la persona y todos los cambios que se generan en ámbitos como el aseo, el entorno, la ventilación, la nutrición, el abrigo y la evacuación, necesidades básicas que según expone Henderson no se puede procurar uno mismo cuando enferma, y que dejan al individuo muy expuesto.
Cada profesional en el área de la salud desempeña un papel ni más, ni menos importante. Si bien, el sujeto de estudio es el mismo, Enfermería adopta una mirada distinta del ser humano, por lo que asumimos cometidos diferentes. Frente a esto, la doctora Jean Watson, otra reconocida teorista en Enfermería, define la profesión como “ciencia humana y arte que estudia la experiencia salud–enfermedad mediante una relación profesional, personal, científica, estética y ética”. Watson plantea que “las metas de la enfermería están asociadas con el crecimiento espiritual de las personas, el cual surge de la interacción, la búsqueda del significado de las experiencias de cada uno, el descubrimiento del poder interno, la trascendencia y la autocuración”. Pero para llegar a cumplir con este cometido, la enfermera necesita una formación de calidad, que se logra desde la aceptación de que la práctica de Enfermería requiere metodología, estudio, avances, conocimiento científico y esto conduce a reconocer la Enfermería como lo que es, una ciencia y un arte del cuidado. Lo anterior sugiere, que cada acto de cuidado a la persona, por sencillo y simple que parezca, está cargado de sólido conocimiento científico, ético, estético y humanístico.
Además, la profesión de Enfermería en Colombia se encuentra regulada por la Ley 266 de 1996, y en esta se define la Enfermería como una profesión liberal y disciplina social, cuyos sujetos de atención son la persona, la familia y la comunidad, con sus características socioculturales, sus necesidades y derechos, así como el ambiente físico y social que influye en la salud y en el bienestar. El ejercicio de la profesión de Enfermería tiene como propósito general promover la salud, prevenir la enfermedad, intervenir en el tratamiento, rehabilitación y recuperación de la salud, aliviar el dolor, proporcionar medidas de bienestar y contribuir a una vida digna de la persona. Fundamenta su práctica en los conocimientos sólidos y actualizados de las ciencias biológicas, sociales y humanísticas y en sus propias teorías y tecnologías. ¿Será que una profesión que sólo se dedique a inyectar, como lo señala de forma irrespetuosa e irreverente la periodista, puede ser ciencia y tener sus propias regulaciones?.
Lo anterior, impele a considerar a Enfermería como una ciencia auto-regulada, con un marco jurídico, capaz de dirigir sus propios asuntos: teóricos, humanos, éticos, políticos, económicos, académicos y sociales.
De otra parte, la Academia Nacional de Medicina, la Comisión de Educación, el Ministerio de Salud y Protección Social y la Dirección de Desarrollo de Talento Humano en Salud, consideran que el Cuidado de Enfermería, centrado en el respeto a la dignidad de los seres humanos en este país, requiere ser ofrecido en los distintos niveles de atención, por un profesional de Enfermería, con gran calidad humana, comprometido con la justicia y los derechos humanos. De este modo, el Cuidado debe estar fundamentado en el conocimiento y ser producto de la investigación científica de los problemas de salud. Un cuidado de Enfermería, en el que la tecnología sólo sea utilizada como un medio de vida.
Hoy día, el profesional de Enfermería es una persona hábil a cargo de múltiples funciones complejas. Cuida a la persona y se preocupa por ella, la protege de factores de riesgo, apoya en las respuestas del individuo ante las diversas enfermedades, es asesora, investigadora, empresaria, administradora, gestora y maestra de salud, participa con diversos profesionales y actúa como vocero y defensor del paciente y no son sus actividades fundamentales, inyectar o tomar la presión. Así lo identifica la Ley 911 de 2004, por la cual se dictan disposiciones en materia de responsabilidad deontológica para el ejercicio de la profesión de Enfermería en Colombia, cuando establece, que el acto de cuidado se comprende como una forma de interacción, realizada por el profesional de enfermería con los sujetos de cuidado e “implica un juicio de valor, un proceso dinámico y participativo, que parte de la identificación de las necesidades humanas y su priorización”.
Las distorsiones en la percepción de la imagen social de Enfermería, se eliminarían al conocer la historia. En la Edad Media, Enfermería surgió en los monasterios, era ofrecida por religiosas y concebida como una actividad netamente privada, y sus conocimientos se transmitían de forma oral. Y hasta mucho después, seguían siendo las mujeres el grueso del colectivo enfermero, quienes por las mismas condiciones sociales no podían ejercer la práctica fuera de su casa, lo que las hacía tener un papel secundario. Las tendencias demográficas y políticas mundiales, han hecho que las anteriores condiciones cambien, que la mujer en la sociedad actual se haya empoderado y por tanto, el profesional de enfermería ante todas estas disposiciones, ha adquirido un rol protagónico en cualquier ámbito donde se desempeñe, constituyéndose en la cabeza pensante del equipo de salud. Y como bien lo señaló un prestigioso médico de Barranquilla, “un hospital puede vivir sin médicos, pero no sin enfermeras”.
En este orden de ideas, la Universidad del Norte frente a la necesidad de formar profesionales altamente competentes, se ha comprometido con la calidad y el Programa de Enfermería no escapa a esta realidad. Por tanto, para mantenerse en los más altos estándares de calidad, cuenta con la acreditación de alta calidad y se encuentra esperando respuesta por parte del Consejo Nacional de Acreditación en su proceso de renovación de la acreditación.
Así se tiene, que en el país la preocupación por mostrar estándares de calidad en la formación de enfermeros, es alta. Este aspecto de la formación es pertinente, considerando el comentario iluso de la periodista, que por fortuna no deja a ningún profesional de Enfermería muerto, en cambio si los enfermeros no tuvieran una formación idónea, en algún momento la vida de un ser humano podría estar en riesgo. Finalmente, no hay derecho para que la mencionada periodista ridiculice a un gremio, cambiando el imaginario que se tiene de los enfermeros, así sea que ella tenga algo personal con alguna de ellas.
* Profesoras del Departamento de Enfermería. Universidad del Norte. Barranquilla, Colombia.